(Ana Lucía antes del incidente)
Valencia, 20 de noviembre del
2012, 08:00
Eran las ocho de la mañana cuando
Ana Lucía ya estaba de camino hacia el cuartel del ejército. Cuando llegó, uno
de sus compañeros salió y le dijo:
-Ana Lucía, tenemos a tu agresor.
Entonces ella se dirigió hacia la
sala donde le había dicho. Era una de esas salas cerradas completamente, con
varias pantallas de televisión en las que se reproducía lo que ocurría en la
habitación contigua, desde varios puntos de vista diferente.
Desde la habitación en la que se
encontraba Ana Lucía se podía ver a través de un cristal la otra habitación. La otra habitación solo tenía una mesa en el centro con una silla y un hombre
sentado, esposado; al cual Ana Lucía reconoció en cuanto le vio.
A los pocos minutos entraron a
reunirse con ella dos policías de la ciudad y su superior, el capitán Hoyo.
-Hola Ana Lucía- saludó el
capitán. -Lo hemos encontrado esta mañana intentando robar a una anciana. Hemos
comprobado las huellas y coinciden con las que había en el lugar de tu
agresión. Le hemos forzado y lo ha confesado todo. Es tu agresor, ahora solo
hace falta que lo identifiques tú- terminó de relatar.
Ana Lucía se quedó durante unos
segundos mirándolo, y al final dijo: -No es él.
-¡Ha confesado!- le dijo el
capitán un poco enfadado sin saber cuál era la idea que tenía Ana Lucía en la
cabeza y que le hacía decir que no era él.
-No lo conozco. -Repitió Ana
Lucía.
-¿Nos disculpan un momento?- les
dijo el capitán Hoyo a los dos policías que había entrado con él.
-¿Por qué haces esto?- continuó
apelando el capitán a Ana Lucía.
-¡Porque no es él!-Repitió otra
vez Ana Lucía, y el capitán creyó estar hablando con un loro que solo repetía
la misma frase en vez de con una de sus mejores soldado del ejército. Aun así
prosiguió e intentó hacerla entrar en razón diciéndole:
-Te metió 4 balas, de punta hueca
a través del chaleco. Intentó matarte. ¿Quieres leer el historial, quieres que
este tipo vuelva a la calle?
Y como un loro de nuevo, ella
dijo:-No es él.- y salió por la puerta por la que unos minutos antes había
entrado, dejando al capitán en el interior, con cara de asombro.
Pasó el resto del día por la
calle, dando vueltas, sin saber donde ir y pensando en todo. Pensando en el día
que todo ocurrió, cuando ella y su compañero recibieron el aviso de atraco en
una casa. Pensó en como fueron hasta el lugar, en cuando ella se quedó en la
puerta vigilando y su compañero pasó al interior a comprobar. Sobre todo
recordó nítidamente como vio a aquel chico acercándose, y como aunque ella
creyó que fuese un ladrón, le creyó cuando este le dijo que solo era un
estudiante, que le podría sacar su carnet universitario, y fue entonces cuando
ocurrió, ella confiada que iba a sacar el carnet, no vio cómo se abalanzaba
encima de ella y le pegaba los tiros. Solo notó un dolor muy fuerte y cayó al
suelo, creyendo estar muerta hasta que se despertara al día siguiente en la
cama del hospital.
Fue entonces cuando se dirigió
hacía uno de los peores bares de la ciudad, en uno de los callejones del
centro, sabía dónde lo encontraría. Se sentó en la barra y pidió una copa.
Desde allí controló a todos los que entraron y salieron; y pudo ver como
entraba. Lo reconoció en cuanto lo vio, al igual que lo había hecho esa mañana
junto al capitán. Esperó a que se tomase lo que quiso, y sobre las nueve de la
noche, cuando el chico salió del bar, ella también salió.
-Hola Samuel- le dijo por detrás
de él. Ella se encontraba a unos 20 metros de donde estaba el chico.
Él se giró y le preguntó -¿Me
conoces?
A lo que ella le contestó
mientras ya se sacaba el arma- Estaba embarazada- y empozó a disparar conforme
se acercaba hasta donde estaba él. Disparó y disparó hasta que se quedó sin
balas en el cargador y lo único que sintió fue como se iba quedando cada vez
más libre, mientras al cargador le quedaban menos balas.
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